LA
BÚSQUEDA DE NUESTRA IDENTIDAD EN EL PASADO
Peña
Cumpa, Tanjha Graciela
tanjha.gem@gmail.com
06-09-2022
INTRODUCCIÓN
La Defensiva
En primer lugar, como antecedentes de la arquitectura republicana en el
siglo XIX en el Perú, el estilo neocolonial inicia con dos importantes obras,
una es La casa de la Literatura diseñada por Rafael Marquina y el Palacio
Arzobispal por Ricardo de Jaxa Malachowski. En ellas se emplearon elementos
tradicionales como los balaustres de madera, azulejos y molduras en forma de
abanico. Marquina, como arquitecto, impulsaba a sus estudiantes a rescatar el
patrimonio arquitectónico, pues para él fue símbolo de identidad. Más allá de
sus ideales planteaba una mezcla de cultura española con la peruana, es así que
se reconocen elementos como las columnas dóricas, simetría totalmente en su
fachada, balaustres y cornisas. Es así donde se relaciona con los nuevos
estilos híbridos que hay en la actualidad. Sin embargo, el contexto también
sufría por los cambios ideológicos. Según Vargas (2005), la crisis
institucional se profundizó por la falta de una ideología de identidad, convirtiendo
en un modelo de desarrollo. De este modo también era un mensaje para la
sociedad, tener un nuevo pensamiento liberal, lo que sería el principio de futuros
estilos cercanos como el neoperuano y el art déco. En este caso se refiere a
que algunos elementos aparecerían sin ser de esa época logrando una
controversia entre los estudiadores, sim embargo coinciden con la visión de lo
nuevo que quería reflejar, ver figura 1.
Figura 1
Portales de la Plaza de Armas de Lima, materialidad después de la reforma.
Nota: Tomado del artículo “La reforma neocolonial de la plaza de Armas” (2016)
Otra de las razones por la que no se pierde la
tradición es porque actualmente tenemos diversas fuentes materiales como las
escrituras, pinturas, esculturas que tiene también toda la importancia de los
registros en aquellos años. En el Perú se hizo hincapié en la zona central de
Lima. Según Ramos (2016), Harth-terré sostuvo que estudiar las formas
coloniales no era en busca de una mera repetición de motivos, pues pensaríamos
que ya no sería nada nuevo, por lo contrario, significaría la vitalidad de esa
época, valorizándola y dando mantenimiento a esas obras. Al distinguirlo lo
neocolonial como darle una nueva vida lo romantiza produciendo nuevos símbolos
en la cultura y siendo un arte verdadero para las generaciones futuras. Entonces
para defender la conservación de lo neocolonial también es necesario ver la
actualidad. “Este replanteo introspectivo fue común en la celebración de los
Centenarios en toda la América española, la reconciliación con la Madre Patria”
fue otro hecho en común” (Moretti, 2012, p.2). De modo que tuvieron similitudes
extranjeras de procedencia española que era influenciada en ese momento por el Recentismo
italiano en tierras españolas. Por lo tanto, la vida moderna necesitaba nuevas
tecnologías, nuevos monumentos que no tenías las casas coloniales de barro.
Además de integrar materiales propios del lugar e integrarlo con lo nuevo.
El Pasado Reconstruido
En segundo lugar, las evidencias
arquitectónicas no son tan protegidas actualmente. En la mayoría de ciudades
donde se dio el estilo neocolonial algunas construcciones tienen un buen
mantenimiento por el uso actual y función que tienen mayormente en el centro de
las ciudades sin embargo existen irregularidades de otros edificios no
céntricos, lo que conlleva a una alta vulnerabilidad de destrucciones y
pérdidas de evidencias históricas. Según Kahatt (2004), las obras
arquitectónicas fueron desentendidas, no fue visto como una variante estilística.
Asimismo, hay razones por las que se debe tener en cuenta el cuidado de las
edificaciones. Las ventajas que otorga prevalecer un edificio
implican también el estudio de las para en cualquier ocasión sea renovada de la
misma manera en la que se diseñó, en otras palabras, integrar
elementos del pasado precolombino siguiendo los dictámenes potenciados por
Piqueras donde se demuestra distintas características neocoloniales como otros
países. Estos edificios, si bien se mantuvieron unidas de forma muy estrecha
durante la época colonial, muestran disimilitudes a la hora de concebir el
estilo a inicios del siglo XX. De modo que las Feliu (2008), nos dice que las instituciones
marcaron no sólo unas tendencias, sino también los encargó a determinados
artistas y un nuevo arte fue absorbido por la comunidad y ayudó a conformar la
nueva imagen nacional. Es decir, se crearon dos tendencias como
la academizante que sigue la simetría de los clásicos, criterios de
composición, carácter monumental y sobre todo la influencia del estilo
neobarroco. Por otra parte, la pintoresca fue una tendencia más liberal con
características más densas con los muros llanos, asimetría creando masas
sólidas. “Héctor Velarde ostentó la antorcha del neocolonial, aunque de una
manera anacrónica ya que esta variante en su arquitectura se manifestó en una
etapa posterior a su incursión en el estilo internacional” (Gutiérrez, 2012,
p.18), como se muestra en la figura 2.
Figura 2:
Diseño de Héctor Velarde para
el Santuario de Santa Rosa de Lima,1939
Nota: Tomado
del artículo “Arquitectura de Raíces Hispanas” (2012)
Además, en el “período de
dominación neocolonial de las poblaciones indígenas y de retraso en la
constitución de una sociedad nacional moderna” (Burga, 2005, p.77). Al analizar
las características arquitectónicas el tratamiento de las distintas obras, pues
algunas habían sido abandonadas por los grupos más acomodados y otra ocupadas
por personas de bajos recursos en lo que respecta el centro histórico.
El Nuevo
Pensamiento
Y, por último, el neocolonial en
Latinoamérica cumplió su visión de manera pasiva, mas no de manera vulgar como
señalan algunos historiadores. Si bien el neocolonial tiene alcance continental
y es rico tratarlo como una unidad, también resulta fructífero evidenciar las
características propias de cada región. Esta situación propone la
revalorización de las particularidades, aunque no se olvida la pertenencia a un
todo mayor. Ello representa la complejidad y la riqueza de tratar temas
latinoamericanos. “Aquí la continuidad con lo hispánico se reafirma al
adicionarse a una tradición […] desde fines de los años veinte hasta los cuarenta”
(Cárdenas, 2009, p.45). Las fachadas tienen un alto lenguaje de forma que
cuenta el desarrollo del estilo, como lo había mencionado anteriormente es un
periodo de apogeo el cual alcanza su máximo esplendor con todo lo artístico, no
solo en la arquitectura si no también en la literatura y filosofía. Por lo
tanto, los efectos que producen estos elementos, volúmenes construidos, donde
su forma y geometrías ya no era el resultado de lo independiente de la sociedad.
Resulta interesante denotar que la instrumentación de los códigos
racionalistas, si bien fue un rasgo de la obra pública escolar, no se aplicó a
la totalidad de los géneros edilicios. La arquitectura pintoresquista es
entendida aquí como variante del neocolonial, visto a su vez como una crítica y
una superación respecto al academicismo; pero también como reacción arcaica
ante la modernización en sus vinculaciones con el racionalismo. Varias décadas después,
según Mariátegui (1979), dice que las distinciones importantes entre la
situación colonial y neocolonial reside en las perspectivas de la lucha. Desde
este lugar pensamos a esta arquitectura como restringida a una estética donde
priman la variedad y la sorpresa y donde su vocabulario de claras asociaciones
rurales o vernáculas se adecuaba perfectamente a determinadas búsquedas de “lo
provincial”, y que en el caso de Mendoza tuvo su aplicación principalmente en
el turismo y en lo doméstico, aunque estos límites no sean estancos. Asimismo,
Ramón (2014), nos informa que una agrupación de arquitectos locales lanzó un manifiesto
en el calificaba
a los estilos de falsificación y copia del pasado. Otra
razón por que cumplió su visión es porque existían muchos comentarios Es así
donde Noel se convirtió en el principal artífice de la arquitectura neocolonial
en su país, abriendo nuevos horizontes y debates culturales porque incluía
desde la portada mestizada tomada de la arquitectura arequipeña hasta el balcón
limeño de raigambre mudéjar.
CONCLUSIÓN
Después de todo lo argumentado, se
reafirma que, aunque mucha gente crea que el uso de edificios de épocas
antiguas puede ser una desventaja para nuestro patrimonio, en realidad tiene
una ventaja para nuestra cultura y turismo. El estilo neocolonial sin duda
cumplió un papel importante en la arquitectura de modo que abría la visión de
la sociedad para crear su identidad, recordadnos a través de sus fachadas lo
pintoresco de la época y la otra tendencia academicista. Lo que nos hace
reflexionar que hay libertad de expresión en el arte y que no es necesario
buscar la violencia para expresarlo. El grado de influencia lo dice todo porque
se reflejan en muchos países como México, Argentina, Chile, entre otros. Pues
vivir en una sociedad donde se valora estas diferentes obras simboliza que
tienen en claro su identidad. En este caso Perú tiene esa identidad
nacionalista de este periodo que debe estar protegido por todos los ciudadanos.
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Justino Fernández y notas de Alfonso Reyes y Federico Mariscal, México,
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